Arrinconada en un vértice oscuro del gélido invierno (paralizada).
El cuerpo gozoso por la danza, ha sido invadido por la Razón imperiosa.
Ella que anida el temor de tu silencio, no ampara la memoria de tus besos.
Por la noche abandonó el Sueño y la Voluptuosidad, hija del Amor y de la Mente surcó la calidez de mi pecho durmiente
y con tu nombre me lanzó a la vigilia sin voz(s).